miércoles, 16 de mayo de 2012



Treinta radios se unen en el centro;
Gracias al agujero podemos usar la rueda.
El barro se modela en forma de vasija;
Gracias al hueco puede usarse la copa.
Se levantan muros en toda la tierra;
Gracias a la puertas se puede usar la casa.
Así pues, la riqueza proviene de lo que existe,
Pero lo valioso proviene de lo que no existe. 


                                                                      Lao Tse - Tao Te Ching





Los esclavos de antaño contaban con la enorme ventaja de ser aprisionados por frías cadenas. Implacables eslabones de hierro que los mantenían   ligados a un destino de miseria y sumisión. No obstante ello, su condición de prisioneros era ostensible y, por eso mismo, sus sueños de liberación los motivaba a unirse y organizarse  para tratar de revertir aquel estado vejatorio del que se sabían víctimas. La esclavitud, que hoy creemos abolida, no sólo no lo ha sido, sino que ha alcanzado su apogeo. Sus métodos se han vuelto tan eficaces,  que los prisioneros se creen libres, y así yacen bajo un completo control. Ya no urden planes de liberación alguno, por el contrario, felices y rechonchos, se suben a su exacerbado ego y se jactan de sus logros materiales o mundanos. Logros que son burdas ilusiones y que lo separan de una realidad mucho más vasta y sorprendente. Pero, como asegura Lao Tse, el universo fluye constantemente y todo aquello que es, tarde o temprano dejará de ser. El cambio ha comenzado.